Bibliografia. Expresión Plástica

Oleh: jdelgado
27 octubre, 2014

Antes de recomendar algunos libros prácticos sobre la expresión plástica infantil, se seña- lan las razones para que el enfoque psicopedagógico constructivo en esta área quede en declaración de principios.

bibliografía, Educación Artística

Cada vez que aparecen nuevos programas o diseños curriculares —ahora nos encontramos ante uno que en otra oportunidad analizaremos en profundidad—, cada vez que aparece una nueva publicación sobre pedagogía, didáctica, técnicas o materiales de expresión plástica en la escuela, nos hacemos la misma pregunta, que ya empie- za a ser obsesiva para nosotros: ¿por qué si en otras áreas se tiene en cuenta lo que el niño es capaz de hacer y comprender en cada momento de su desarrollo, en expresión plástica se siguen elaborando currículums y propo- niendo actividades sin partir del propio niño? ¿Por qué si, implícitamente, todo el mundo admite que el dibujo infantil es producto de procesos madurativos, que existen rasgos evolutivos generales que indican el estadio de desarrollo gráfico y la capacidad de expresión del alumno, éste no se tiene en cuenta a la hora de programar?
En definitiva, ¿por qué si los nuevos diseños curriculares están basados en la educación constructiva, en expresión plástica, ésta se queda nada más que en una declaración de principios?
Entendemos que una de las razones puede ser la falta de uso y consulta de material bibliográfico que sirva de apoyo y confrontación a la investigación que el propio educador debe hacer sobre el desarrollo expresivo de sus alumnos. Esta carencia puede ser consecuencia a su vez —entre otros— de tres condicionantes:
— La poca obra editada en castellano.
— La escasa bibliografía específica: la mayoría de las aportaciones más importantes al estudio de la evolu- ción plástica infantil están publicadas como capítulos o apartados de obras más amplias, normalmente tratados de psicología.
— La multitud de puntos de vista: «los diferentes ángulos, la variedad de perspectivas desde las cuales se ha analizado el fenómeno de la creación gráfica, presenta un extenso cuerpo de contenido que va desde el campo científico al plano filosófico, y abarca aspectos tanto neurosicológicos (Vygotski, Luria, Chauchard…), como con- cepciones freudianas del arte (Kris, Ehrenzwieg…), así como teorías psicológicas conductistas (Gessell, Watson…), psicológicas genéticas (Wallon…), evolutivas (Piaget, Lurcat…), gestálticas (Arnheim, Kellogg…) psicoanalíticas (Jung, Manchover…), pasando por la pura especulación estética (Morris, Fry…), la historia del arte (Read, Dorner, Depoully…) la pedagogía (Freinet, Montessori, Decroly…) la antropología (Levi-Strauss, Mead, Spencer…) o los aspectos sociológicos (McFee…)». (1)
Ante esta diversidad de orientaciones que la mayoría de las veces sólo «contempla aspectos parciales de la expresión infantil» (Widlöcher), (2) o que son consecuencia de concepciones psicológicas globales distintas, la dificultad está en cómo orientarse a la hora de seleccionar su lectura, o cómo sistematizar esta variedad de puntos de vista.
En esta reseña pretendemos solamente especificar en su contexto aquellas aportaciones que, a nuestro en- tender, nos parecen más importantes.
Ostherrieth (3) dice que «las primeras contribuciones al estudio de la expresión gráfica infantil, o son puramente descriptivas o tienen un enfoque sicosométrico o proyectivo».
Dentro de la línea descriptiva que apunta Ostherrieth podemos señalar a Cooke (1885), Ricci (1887); Sully (1895); Kerschensteiner (1905), y Arno Stern: Comprensión del arte infantil, Buenos Aires: Kapelusz, 1959 y Aspectos y técnicas de la pintura infantil, Buenos Aires: Kapelusz, 1956, que son los propulsores de los primeros ensayos basados en la confrontación de un buen número de producciones gráficas infantiles, y aunque su carácter
es eminentemente explicativo consideran ya el dibujo como «una de las manifestaciones características de una mentalidad y de un nivel psíquico determinado» según Di Leo, (4) es decir, que coinciden en valorar el carácter evolutivo del dibujo infantil.
Será Rouma, Le Langage graphique de l’enfant, el primero que trata de estructurar ese carácter evolutivo fijando etapas de desarrollo gráfico, y Burt, Mental and Scholastic Test, el primero que realiza un desarrollo de ellas, pero sería Luquet, El dibujo infantil, Barcelona: Betacuatro, 1972, el que situaría el dibujo como una mani- festación espontánea de todos los niños, analizando los carácteres esenciales del dibujo infantil y resaltando la importancia de la evolución que sufre el niño desde lo que él llama «realismo fortuito al realismo visual».
El enfoque psicométrico tiene su punto álgido en los años cuarenta y cincuenta y se basa —siguiendo a Ostherrieth— en el principio de que: «…si la actividad gráfica evoluciona en función de la edad, parece entonces lógico establecer una relación entre el nivel de dibujo y el nivel mental».
Goodenough, Binet-Simon, Terman, Fay y Prudhomeau complementan sus exploraciones psicológicas con la creación de un test cuyo fundamento es el dibujo, test que, a pesar de las críticas de los gestálticos, han acredi- tado su valía en el campo de la psicología clínica.
El enfoque proyectivo contemporáneo del psicométrico se basa en la interpretación simbólica de los dibujos de los niños. El dibujo se convierte en una forma de «explorar la personalidad, ya que el niño expresa en ellos sus estados de ánimo, impresiones, sentimientos y conflictos». (5)
Las aportaciones proyectivas más importantes son las de: Machover, La proyección de la personalidad en el dibujo de la figura humana; Koppitz y Ostherrieth, El dibujo de la figura humana en niños; Minkowska y Corman, El test del dibujo de la familia, Buenos Aires: Kapelusz, 1961.
A partir de estas primeras aproximaciones al estudio de la evolución plástica infantil, las aportaciones se han ido diversificando, pero Harris (6) apunta, con muy buen criterio, que el denominador común y principal defecto de todas ellas es que arrancan de puntos de partida fijados previamente según la corriente psicológica a la que pertenece el investigador y que por lo tanto «…los datos metodológicos que producen están orientados a reforzar la corriente de pensamiento que sustenta el análisis que del fenómeno gráfico realizan». En este sentido conclu- ye que las investigaciones que han tenido y tienen más predicamento, pueden agruparse en dos grandes bloques según la hipótesis de partida utilizada: el compuesto por aquellos investigadores que partían de la hipótesis de que la estructura de los dibujos infantiles evoluciona fundamentalmente por influencia de características inherentes al desarrollo físico y mental de los niños, y el de los que consideraban que dicha estructura depende en gran medida de la experiencia y el conocimiento. Esta clasificación de Harris, aunque reduccionista, puede servirnos para sistematizar y ordenar un poco estos comentarios bibliográficos.
Los investigadores que Harris incluye dentro del primer grupo manejan el concepto de «organización inter- na», y afirman que los dibujos representan la expresión de pautas neurológicas implícitas; pero dentro de este grupo habría que distinguir entre los que afirmaban que solamente estas pautas eran determinantes en la expresión plástica infantil y los que consideraban que éstas van siendo modificadas por el medio y en algunos casos por el propio conocimiento.
La línea estructural o «gestáltica» —llamamos así al primer grupo— basa el estudio de la producción gráfica infantil en la estructura formal, la búsqueda del orden y la importancia de los aspectos visuales. Para ellos, los dibujos infantiles se ajustan de forma precisa a las leyes de la organización de la percepción estructuradas en torno a los principios de la psicología de la Gestalt.
«El niño dibuja una estructura visual que no está basada en el conocimiento sino en el proceso interno del concebir visual» (Schaefer-Simmern).
Como la percepción visual es para ellos el motor determinante, dan gran importancia a los elementos forma- les del dibujo y aunque admiten la existencia de etapas de desarrollo en un sentido general minusvaloran la influen- cia de los procesos motóricos, del desarrollo verbal del pensamiento lógico-deductivo y otras influencias estudia- das por la psicología evolutiva. Sus trabajos se han centrado en la investigación de las distintas formas que apare- cen en los trabajos plásticos de los niños, clasificándolas y tabulándolas según los principios gestálticos: formas cerradas, abiertas, simétricas, etcétera (Arhein y Kellogg) y según secuencias (Goodnow).
Los estudios de influencia gestáltica que para nosotros tienen más importancia son los de Schaefer-Simmern, The Unfolding of Artistic Activity, University of California Press, 1948; Bristch, Booth y Arhein, Arte y percep-
ción visual, Eudeba, 1973, y El pensamiento visual Eudeba, 1973; Rhoda Kellogg, Expresión plástica del Preesco- lar, Cincel-Kapelusz, 1979; Goodnow, El dibujo infantil, Madrid Morata, 1979, y Duborgel, El dibujo del niño: estructuras y símbolos, Paidós, 1981.
Los que consideran que el medio modifica las pautas internas —llamados por algunos estudiosos «organicistas»— afirman que «es la interacción continua del organismo y el medio como un proceso de desarro- llo lo que determina las variantes del grafismo» (Harris, ob. cit.). Para ellos el dibujo infantil requiere dos proce- sos psicológicos superiores: el perceptivo (visual-sensorial) y el expresivo. Son representantes de este enfoque: Werber, Psicología comparada del desarrollo mental, Paidós; Vinacker, The Psychology of the Thinking, y sobre todo Viktor Lowenfeld, Desarrollo de la capacidad creadora, Kapelusz, 1970, y El niño y su arte, Kapelusz, 1958.
Aunque Lowenfeld ha sido duramente criticado por la simplificación dual de la tipología expresiva de los niños y por lo poco científico de su análisis perceptivo, globalmente sus aportaciones a la pedagogía de la expre- sión plástica no han sido todavía superadas, gracias a que logró diseñar una teoría abierta basada en la investiga- ción diaria de la práctica escolar, cuidando con esmero las posibilidades gráficas y expresivas de los niños.
Las investigaciones inspiradas en la hipótesis de que es la propia experiencia la que confiere organizaciones a los dibujos infantiles se suelen englobar bajo distintas denominaciones: «evolucionistas», «empiristas» o «asociacionistas», ya que la idea de crecimiento pautado viene marcada por las influencias de «parte-contraparte» o como definía Piaget en su concepto de adaptación por el equilibrio continuo entre la asimilación (del mundo exterior con respecto a los esquemas del niño) y la acomodación (de los esquemas del niño con respecto al mundo exterior).
Los autores que pueden incluirse en este grupo fueron los que más extensamente estudiaron la evolución gráfica infantil y los que dieron gran importancia a los procesos superiores del pensamiento: asociaciones, relacio- nes, generalizaciones, etc., así como a la propia experiencia del acto de dibujar y a la libertad de los procesos creativos.
Aparte de los ya mencionados Arno Stern y Luquet, podemos considerar asociacionistas a Lark-Horovitz: La educación artística del niño, Paidós, 1965; Piaget, La formación del símbolo en el niño, FCE, 1961; La repre- sentación del mundo en el niño, Morata, 1973; Psicología de la inteligencia, Psique, 1966; Debienne, El dibujo de los niños, Planeta, 1977; Widlöcher, Los dibujos de los niños, Herder, 1971; y Lilianne Lurçat, Pintar, dibujar, escribir, pensar el grafismo en el Preescolar, Cincel-Kapelusz, 1980.
Las teorías basadas en el modelo asociacionista son las que han tenido mayor aceptación entre los estudiosos de la expresión plástica infantil, pero a medida que las investigaciones de los últimos años han demostrado la importancia de los procesos perceptivos, autor tras autor han ido retomando parte de las teorías gestálticas y orgánicas para explicar ciertos procesos e integrar las observaciones que han demostrado mayor permanencia. En consecuencia, hoy día no puede hablarse de expresión plástica infantil sin considerar conjuntamente: percepción, pensamiento-conocimiento y expresión-comunicación.
Pensamos que un reduccionismo y una interpretación simplista de las teorías asociacionistas, llevó en este país, en los años setenta y ochenta a una práctica escolar —en donde se hacía— basada en el dibujo libre y en los talleres expresivos, sin considerar los procesos madurativos del alumno ni los objetivos globales de desarrollo gráfico expresivo. En estos momentos se corre el peligro de que un neogestaltismo simplificador pueda llevarnos a la actitud contraria: la copia y el aprendizaje mecánico—en edades prematuras—de la «sintaxis» del llamado «lenguaje visual». Lenguaje visual que suele reducirse a la realización de actividades plásticas extraídas de libros de técnicas con escasa aproximación al mundo del niño, a su desarrollo y expresión.
No podemos cerrar estas notas sin hacer referencia a las aportaciones que se han hecho en estos últimos años en nuestro entorno a la investigación de la evolución gráfica infantil:
Arnavat y Guardia, Educació per mitjà de la plàstica, Barcelona: Evesta, 1987. Salada y Juanola: La educación visual en la escuela, Barcelona: Paidós, 1987. Cabanellas, I.: Formación de la imagen plástica del niño, Pamplona: Grafinas, 1980. Martínez y Delgado: El origen de la expresión, Madrid: Cincel-Kapelusz, 1981.
La afirmación de la expresión, Madrid: Cincel-Kapelusz, 1982. — Expresión plástica y escuela. Enciclopedia de la Pedagogía. Tomo V. Barcelona: Planeta, 1989.
Merodio, I.: Otro lenguaje: la enseñanza de la expresión plástica, Narcea, 1987. — Expresión plástica en Preescolar y ciclo preparatorio, Narcea, 1981. Sánchez Bermejo: El color en el arte infantil, Madrid: CEPE, 1978.

(1)    Ver bibliografía.
(2)    Ver bibliografía.
(3)    Ver bibliografía.
(4)    Ver bibliografía.
(5)    Ver bibliografía.
(6)    Ver bibliografía.

  1.  Expresión plástica y escuela, Enciclopedia Planeta de la Pedagogía. Tomo V. Barcelona, 1988.
  2. Widlöcher: Los dibujos de los niños: bases para una interpretación psicológica, Barcelona: Herder, 1971.
  3. Ostherrieth, Grattiot Alphandery y Zazzo: Tratado de Psicología del niño. Tomo VI. Ma- drid: Morata, 1972.
  4. Di Leo, J.: El dibujo y el diagnóstico del niño normal y anormal, Buenos Aires: Paidós, 1974.
  5. Oñativia, O.: Percepción y creatividad, Buenos Aires: Humanitas, 1977.
  6. Harris y Dale: El test de Goodenaugh, Buenos Aires: Paidós, 1982.